Abandonos
Cae la luz
poco a poco
en mantos de silencio.
Boca arriba, sobre un colchón que desconozco,
repito en mi mente esa palabra que no pronuncié
-los dedos en las sienes
los ojos abiertos en el hartazgo de no mirar el cielorraso-.
Tu voz llega desde un banco de madera
-en el andén de una estación del ferrocarril
que aún no se derrumbó-
donde compartimos el sol y tus poemas.
Tu voz, junto a tu imagen,
como en una cadena de reproches
que agrieta el olvido.
También la lluvia
que blanquea recuerdos
nos deja
en medio de este otoño.
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