domingo, 24 de enero de 2021

 Actos


Hay aroma a selva

y pájaros frente a la puerta.


Es momento de florecer.


Es cuando la lluvia se acuesta en el rincón de las palabras

y no hay razones en el cuerpo

   -sólo sabores

                 perfumes

                           sentidos…-.


Despertamos.


En la renuncia a guardar silencio

en las huellas de aquel deseo

la mente y la carne

            asombran

                         hasta la gloria y el encanto.





Obra pictórica: Las ninfas del ocaso, de Juan Brull y Viñolas, Museo Nacional del Prado, Madrid, España.

domingo, 17 de enero de 2021

Nómades

Una forma
un surco cada día sobre la superficie del llanto
al sonreír
al regar tallos que luego darán flores.

-…olor a hebras de sumisión
ardiendo
entre los pabellones de un hospicio-.

Respiro.

Escucho la respuesta de antiguas obedientes
la furia de los mansos
a través de cáscaras que fueron abandonadas
del otro lado de la paciencia.

-… es cuando lo inaudible forcejea con murmullos de agua
que las ninfas despiertan
para tallar, poco después, orando
reflejos del amanecer en las piedras del río;
aunque su trabajo 
                         pueda parecer en vano-.




domingo, 10 de enero de 2021

 Soles


Abrirse como quien diría a la aventura

   para encender turbulencias

en cada punto de la geometría.


¿Quién más

             a la noche?

¿Cuándo

              para otorgar un sentido al andar?


En este presente afrontamos una puerta abierta al vacío

tan solo con la imprecisión de las palabras.


En derredor acechan horas apiladas con la punta del miedo

en filas

que estorban en la habitación

como pasos vestidos de cáligas.


Gracias a Dios aún alumbran tus pupilas

   -Ambos soñamos con candiles tallados en las cumbres,

    con ese día

    en que el pasado acomode

    aquel amor

    que dejó a un lado la tranquilidad para nutrirse de vida.-.





      Obra escultórica:  Sólfar (Viajero del Sol) de Jón Gunnar Árnason, Reykjavík, Islandia

domingo, 3 de enero de 2021

 Pedidos


Nada,

menos el tiempo acuñado en la luz.


Respiro de tu aliento.


He pasado por sombras

por alambrados

y guaridas…


   La paz en los canteros de un huerto

   año tras año, azada en mano;

   el mismo cielo

                     -tan cerca-.


Llegué aquí por tus palabras

como siguiendo una pista de sonrisas

                 (una por día

                           una por metro)

como si fuese una marcha inventada

sólo por quién busca la vida.


Pero no olvido;

no me rindo:

pido a las nubes que interfieran antenas y pantallas

con sus relámpagos

   -para que dejen de absorber nuestras ideas

                                                 nuestra esencia-

para seguir existiendo

a la par de animales, plantas y mares.