miércoles, 4 de marzo de 2020


Iridiscencias


Los ojos.

El agua.

Un relámpago agita mi reflejo
   -el terror del rostro que quizá
                                   habrá de ser mío-.

 Esta soledad remite a un ramo de algas
a restos de un naufragio
a huellas de vida
                       cayendo
                               del tiempo
como los cristales del espejo quebrado al ritmo de lo inverosímil
donde contemplábamos nuestros cuerpos
nuestras almas.

 Es hora de rehacer silencios
             de buscar conjuros de magia blanca
en las páginas de un pergamino por descubrir
  
 -desperté lejos de aquel bosque
                                donde los árboles cantan-.


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