Percepciones
Dormís –tu cabeza en mi hombro
tan al margen, ambos, de tanta gente–;
yo intuyo el rosicler
tal vez entre los nubarrones, atrás de los edificios,
desde la ventanilla que intento desempañar.
El colectivo se detiene junto a una esquina
donde nos abraza la lluvia
al pie de la dicha
-es un paisaje de calles empedradas
con casas que perdieron el color de sus frentes
y los techos de chapas se aliaron con el óxido
al guardar miles de historias-.
En este barrio, cerca del río, la magia es fértil…
Atentos a las hojas que bailan al viento
vagamos
en el encanto del secreto
de las gotas
cayendo
en una cadencia que la naturaleza elaboró durante siglos
para recuperar brillos perdidos
al paso por el mundo.
Se trata de apreciar tonalidades que resultan claves
para reconocer aureolas de ángeles
y frases de dialectos…:
“Per la libertà”.
Así, al confín de lo inmediato,
en el reflejo del agua que fluye por los adoquines
en cada charco
puedo distinguir tu linaje
escrito junto al mío…
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