Marjorie
Erguida, aguardó que zarpara el buque
con destino a Europa.
Se fue de voluntaria, a la guerra,
esperando que una bala la matara.
Luchó como enfermera en el ejército británico
contra las fuerzas del eje Roma-Berlín
y (tal como en su partida) sobre olas de soledad
regresó
a bordo de un barco de carga
a Buenos Aires.
No hubo fanfarria
ni cámaras de televisión
ni reporteros para entrevistarla.
Hay miradas que destellan
en un resplandor que inunda la vida
y no tenemos ni una foto.
Pero todavía la veo sentada en el living de mi casa
vestida con su traje gris
y conservo una Biblia de bolsillo, dedicada a pluma,
que le obsequió a mi Vieja
(una de las pocas personas, tal vez la única amiga)
que la esperó en el puerto.
Imágenes tomadas del noticiero Sucesos Argentinos ( 1945) y de archivos propios.
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