Brisas
Ahora las hojas se mecen al roce de tus horas
y reniegan de la brisa.
Ahora preguntás a los molinos por el silbido de sus aspas;
por la sentencia de un consuelo.
Tal vez, el empeño -quien abrazó tus pasos-
te guíe a recorrer aquellos jardines
que regó la inocencia.
¿Quién sabe?
Mientras, esperás esa gota de dicha
que salpica desde un océano de maravillas:
el regreso del tiempo.
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