Es medianoche
las señas de tu virtud se acercan en llamas
a mi sed.
Arriba, el cielo gime,
con relámpagos y montañas de negrura.
Nuestros verdaderos nombres emergen
en la superficie del estanque
escritos con ondas de agua
y el dictamen del destino.
Entonces suplico por flores abiertas al rocío
radiantes de paz
como al anuncio de un próximo refugio
de mutua calma
frente al escándalo
que nos margina.
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