Observaciones
Está ahí,
a la orilla del río
donde termina la tarde
saboreando la luna
que se ha colado entre las nubes.
Ni vos
ni nadie.
Sólo algunos trinos que anuncian el sueño
próximo
del mundo.
Está,
se ha puesto al acecho, en guardia,
tanto como si buscara defenderse de una emboscada
apartándose
de donde crecen farolas, como del sexo sin amor:
mi sombra,
mi soledad.
La veo, al límite de lo invisible,
deambulando por el frío
alejándose
rumbo a la noche…
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