Intersticios 1
Sin cerrar del todo la puerta
en un instante de osadía
inicia tu mano ese movimiento sobre mi cuerpo
y tu boca
-que abre fisuras en la prohibición-
permite que se cuele
que se propague el deseo
y enseguida
son tus dos manos
que tocan acarician, aferran, abrazan…
aliviando culpas, disolviendo temores y tabúes
-entre suspiros y jadeos-
a pesar del riesgo que implica una mirada
una sola mirada indiscreta tras la puerta
-esa puerta entornada-;
a pesar del riesgo
entonces
tus manos, tu boca, tu ser …
multiplican el éxtasis
hasta el frenesí
hasta el paroxismo
hasta la tan ansiada calma.
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