Orgullos
Ni pañuelos ni abrazos
al alba
ante el camino hacia el lugar a donde nunca he ido
el que habré de tomar
para seguir el brillo de tus ojos
la elocuencia de tus silencios…
Porfiamos, en la ceguera del espanto,
-acudiendo a ruinas del pensamiento-
por quitar espacios a la mudez
(dueña de seres rumiando apatía
frente a miles de pantallas
como signos de un poema que no permite su escritura
como íconos de cada sujeto
a las puertas de su sacrificio).
Se necesita hablar la lengua de los pájaros
para nombrar este día
y el sentido de la libertad
que se despliegan
en armonía con la Creación
imitando manos que se abren y saludan
que señalan el horizonte...
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