Castigos
En medio del vaho
de intenciones que se disuelven
sostengo un cántaro colmado con lágrimas de brujas
-no habré de pronunciar sus nombres
ni los cargos que mencionaron;
hablo de aquello que podría volver a suceder
del telón que separa un lado de otro
en esta máquina de sombras-.
Una puerta de rejas,
la obscuridad,
el óxido de una rejilla que apenas permite el paso del frío.
Causa tristeza pensar en lo poco que se reflexiona
sobre la abundancia y la miseria.
La soledad en ondas del mar
que remiten a la advertencia de los signos
al exilio….
Lastiman los gritos
de quienes padecen la ira de los espectros
-semejantes a estacas en el alma
que fijan un enigma que no comparto
pero asumo como propio-.
Por eso, también, a los gritos,
convoco a la tormenta
para que mil relámpagos fulminen la obsecuencia
y el oprobio
para que su brillo encandile voluntades
para anunciar desobediencia.