Pedidos
Nada,
menos el tiempo acuñado en la luz.
Respiro de tu aliento.
He pasado por sombras
por alambrados
y guaridas…
La paz en los canteros de un huerto
año tras año, azada en mano;
el mismo cielo
-tan cerca-.
Llegué aquí por tus palabras
como siguiendo una pista de sonrisas
(una por día
una por metro)
como si fuese una marcha inventada
sólo por quién busca la vida.
Pero no olvido;
no me rindo:
pido a las nubes que interfieran antenas y pantallas
con sus relámpagos
-para que dejen de absorber nuestras ideas
nuestra esencia-
para seguir existiendo
a la par de animales, plantas y mares.
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