miércoles, 22 de abril de 2020

Continuidades

No sé cómo
pero te llevo en brazos
semejante a una criatura
en tanto acariciás mis cabellos
            (no reconozco tus rasgos, sólo tus besos);
con un susurro decís que ya no es tu tiempo, éste,
que no tenés derecho
que yo tampoco tengo derecho…

Y antes de que pueda intentar una repuesta
el suelo se convierte en una pasarela
suspendida en el aire
un camino de piedras entre el muro de un acantilado
                                                                        y el vacío.

Tropiezo.

Alcanzás a tomarte del último tramo de un cerco de helechos.

Ahora soy yo quien está aferrado
a Vos:
contemplo mis pies
apenas asentados al borde del precipicio
            en una postura, en un ángulo que jamás imaginé adoptar.

   -Siento el cuerpo agotado-.

Mientras trato de comprender la fatiga de años
una pareja pasa adelante;
van tomados de la mano
siguen hacia la meta
                               que no vemos.

Al observarlos, entendemos que su andar, sus gestos, sus rostros,
tan familiares
son los nuestros.

Aquello que los signos predijeron
                                              comienza.


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