Fugacidades
Está por llover
entre las ánimas
encima del pulso de cada sobreviviente.
Aquí estamos, bajo la mirada de campanarios y edificios,
erguidos
a pesar de haber partido el último tren, la última gaviota.
El frío silencia calles y balcones.
Todo consiste
en no desesperar.
Al amanecer
un dúo de maniquíes habrá de pintar con luz
vidrieras y ventanas
la comarca entera.
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