Faón
Por favor, ya no me ignores,
guardiana de mi cordura;
acercate
por tu gracia
desde tu séquito de mujeres
desde las musas.
Nada exijo.
Nada te reprocho.
Sólo imploro,
con un lenguaje semejante al que compartimos
en playas y prados.
No tengas miedo.
¿Qué podría pedir que no intuyas?
Sólo partir, ambos,
de heridas que declinan
de lamentos que emitimos hambrientos por celos.
¡Safo!
¡Soy yo!
Después del océano,
después de las cenizas,
como Vos.
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